El actor de 'Mi pobre angelito' que vivió una pesadilla (y no fue Macaulay Culkin)

A uno de los intérpretes de este clásico navideño le pasó de todo en el rodaje

Macaulay Culkin haciendo el famoso gesto de 'Mi pobre angelito' que lo encumbró a la cima entre con Jayne Meadows y Betty White en la 5ta ceremonia de los Premios de la Comedia Americana el 3 de abril de 1991. (Foto de Craig Sjodin/Walt Disney Television via Getty Images)
Macaulay Culkin haciendo el famoso gesto de 'Mi pobre angelito' que lo encumbró a la cima entre con Jayne Meadows y Betty White en la 5ta ceremonia de los Premios de la Comedia Americana el 3 de abril de 1991. (Foto de Craig Sjodin/Walt Disney Television via Getty Images)

Por Teresa Aranguez.- Cuando llega la temporada navideña, también lo hacen los clásicos cinematográficos dignos de estas fechas. Como, por ejemplo, Mi pobre angelito. Da igual que nos sepamos los diálogos de memoria y su desenlace, es un ritual casi obligado que no puede faltar.

A la nostalgia que trae consigo esta cinta de Chris Columbus, se suman las risas descontroladas que provocan algunas de su míticas escenas. Pero, ojo, porque no todo fueron carcajadas, sobre todo para uno de sus actores, quien, años más tarde, contó las situaciones que vivió y que fueron de todo menos cómicas.

En 1990 llegaba a las carteleras Mi pobre angelito, la comedia más taquillera de todos los tiempos hasta que en 2011 le arrebató el título la segunda entrega de ¿Qué pasó ayer? La historia cuenta cómo Kevin MacCallister, interpretado por Macaulay Culkin, sobrevive solo en su mansión de Nueva York una Navidad tras ser olvidado por su familia numerosa. Ya en el avión, rumbo a Francia de vacaciones, su madre se da cuenta de que el pequeño no está, y ahí arranca esta fascinante aventura.

El resto ya lo sabemos. Bueno, no todo. Pocos imaginan que detrás de un cuento navideño tan divertido se esconden historias menos graciosas. Pero las hay y muy curiosas. Uno de sus protagonistas, que no es precisamente el pequeño angelito, vivió momentos ciertamente incómodos y situaciones que se han dado a conocer con el paso de los años por sus compañeros y el propio protagonista. Hablamos de Joe Pesci, el malvado ladronzuelo Harry que, en su intento por hacer la vida imposible a Kevin y robar su casa, termina lesionado y en prisión.

Acostumbrado a ejercer de mafioso en obras maestras del cine como Toro salvaje o Buenos muchachos, probó cambiar de registro. Y, aunque seguía siendo uno de los malos, esta vez había que combinarlo con la comedia y restarle drama. Todo un reto actoral que reconoció haber disfrutado. “Fue un cambio de ambiente agradable hacer este tipo de comedia circense”, expresó en una entrevista con la revista People en 2022. La misma en la que aseguró que también le tocó pasar por momentos menos chistosos.

En esta cinta no rodaban los cadáveres por el suelo ni había tiroteos como en otras de sus películas, pero existían otros retos que le demandaban mucho como actor. “Las historias de Mi pobre angelito representaban una comedia que requerían más actividad física y, por lo tanto, era más exigente en ese sentido”, apuntó Pesci en esta entrevista. Como recordarán, se refiere a las escenas de golpes, saltos y otros menesteres físicos a los que tuvo que someterse tanto él como su compañero de aventuras, Marvin, el segundo ladrón interpretado por Daniel Stern.

En medio de ese enfrentamiento entre el pequeño Kevin y estos bandidos de segunda, sucedió lo inesperado. Cuando toca rodar la escena en la que al protagonista se le ocurre la idea de prender fuego la coronilla de su travieso ladrón, el fuego hizo de las suyas y el actor sufrió algunas quemaduras que todavía recuerda. “Además de los esperados chichones, moretones y dolores normales que se asocian a este típico de humor físico, en mi caso sufrí serias quemaduras en mi cabeza durante la escena donde el gorro de Harry sale ardiendo”, relató a People.

Aunque Pesci y Stern tenían dobles para las escenas exigentes, esa parte en concreto la hizo él y pasó lo que pasó. Todo quedó reducido a unos pequeños daños que no llegaron a mayores y a una anécdota que hoy puede contar con una sonrisa. “Afortunadamente, tenía un doble para hacer las escenas difíciles de verdad”, añadió agradecido años después.

De todos modos, él no fue el único accidentado. Curiosamente Pesci también hirió a Macaulay Culkin en otra escena. Aunque pareciera una venganza, no lo fue. A día de hoy, el joven actor todavía recuerda ese momento que le dejó marcado para toda la vida.

Así lo describió en el programa Late Night With Conan O’Brien. “Hay una escena en la que los ladrones me cuelgan en el gancho de los abrigos, y Pesci me dice: ‘Te voy a morder todos tus dedos uno por uno’. Y, durante los ensayos, él me mordió y me rompió la piel. ¡Yo apenas era un niño de 9 años! Y todavía tengo la cicatriz”, relató entre risas al show. En aquel instante, al joven actor no le hizo tanta gracia el asunto y así se lo hizo saber. “¡Sí! Me enfadé mucho, le dije: ‘no me importa los Óscars que tengas, no se muerde a un niño de 9 años. ¿Qué pasa contigo? Y todo esto sucedía mientras estaba colgado de una percha para la escena”, recordó sin rencores.

La relación entre Pesci y Culkin siempre fue extraña, y no porque se llevaban mal, sino por un asunto que tenía que ver más con técnicas de actuación que otra cosa. Como en la ficción tenían que odiarse a muerte, Pesci trató de evitarlo fuera de rodaje y tener una relación algo más fría que con el resto para que eso brotase en sus escenas.

“Recuerdo a Macaulay siendo un niño dulce y, a pesar de su edad, muy profesional. Pero limité a propósito mis interacciones con él para preservar la dinámica entre su personaje, Kevin, y el mío, Harry. Quería mantener la integridad de esa relación de adversarios”, contó Joe Pesci a People.

Pesci puso en práctica lo que en actuación se conoce como el ‘Método’, una técnica actoral que consiste en fomentar las interpretaciones creíbles a través de comportamientos reales. Por eso el veterano actor insistía en ser poco cercano detrás de cámaras con el que era su enemigo delante de ellas. Quería que Culkin lo viera como un ser despreciable y casi lo consigue.

Durante la filmación, la entonces promesa del cine le preguntó que por qué nunca le sonreía, a lo que él le respondió con un: “Cállate”, según recogió la publicación The Independent. “Es un niño mimado por todos, pero no por mí. Y creo que le gusta”, aseguraba Pesci. La propuesta funcionó y todos, de alguna manera, sentimos ese ‘odio’ que Kevin y Harry se profesaban. De hecho, sin restarle importancia al trabajo de Culkin, hay que reconocer que la puesta en escena de los atracadores fue crucial para convertirla en el fenómeno que fue.

El protagonista de Casino, El Irlandés y Alma Letal, entre tantas otras, tampoco se lo puso del todo fácil a la producción de la cinta. Y aunque sus exigencias no fueron descabelladas, hubo una petición de carácter obligado. Según el documental de Netflix The Movies That Made Us, el actor, hoy de 80 años, pidió que sus llamados fueran a partir de las 9 de la mañana en vez de a las 7, como solían ser en muchos casos. Así lo recordaba James Giovannetti Jr, asistente de dirección de la cinta. No era porque le pareciese demasiado pronto, sino por los rituales mañaneros a los que el actor estaba acostumbrado. Antes del rodaje, Pesci tenía que practicar golf cada mañana, sin excepción. "Jugaba 9 hoyos”, contó el productor ejecutivo Scott Rosenfelt.

Pesci formó parte de las dos primeras entregas de Mi pobre angelito. Aunque dicen por ahí que segundas partes nunca fueron buenas, en este caso no aplicó el dicho. En el 30 aniversario de la película, el actor reconoció que mantener a todo el cast original de la primera cinta (1990), tuvo mucho que ver con el gran impacto que también logró la segunda (1992). Eso dio a la producción “la misma, sino más, energía y entusiasmo que en la original”, contó a People. Aunque no superó en recaudación de la original (que obtuvo $476 millones frente a los $358 de la segunda), sí se posicionó como la tercera película más taquillera de ese año, después de El guardaespaldas y Aladdín.

Tres décadas más tarde, seguimos hablando de ellas y desternillándonos de la risa en el sofá de casa cada vez que las pasan por televisión. Lo que indica que las cosas bien hechas traspasan el tiempo y las generaciones.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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