Duele que te llamen fea: la estrella de Hollywood Nia Vardalos lo vivió en carne propia

BEVERLY HILLS, CALIFORNIA - 16 DE MARZO: Nia Vardalos asiste a la Gala benéfica nocturna 2023 del Women's Cancer Research Fund en Beverly Wilshire, un hotel Four Seasons el 16 de marzo de 2023 en Beverly Hills, California. (Foto de Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)
BEVERLY HILLS, CALIFORNIA - 16 DE MARZO: Nia Vardalos asiste a la Gala benéfica nocturna 2023 del Women's Cancer Research Fund en Beverly Wilshire, un hotel Four Seasons el 16 de marzo de 2023 en Beverly Hills, California. (Foto de Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)

A cualquiera le molesta que le llamen feo. Podemos ser las personas con mayor autoestima del planeta y que nos resbale la opinión externa, pero un despectivo tan superficial nunca es plato de buen gusto. Sin embargo, cuando trasladamos este calificativo al plano laboral, como si la percepción de belleza social fuera un requisito para conseguir trabajo (y sin hablar de las modelos cuya profesión se basa en este concepto), ¿cómo te quedarías si te dicen que eres ‘demasiado feo’ para el puesto? Personalmente me parece abominable y prejuicioso. Sin embargo, eso mismo es lo que tuvieron que soportar decenas de actrices en la industria del cine, donde la percepción de belleza según los ojos del director, productor o agente de casting de turno, dictaban el destino profesional.

Kate Winslet, Meryl Streep y Judi Dench son algunas de ellas. Mujeres talentosísimas que con cada éxito le dieron una bofetada simbólica a todos aquellos que intentaron hundirlas criticando sus apariencias. Que, si eran muy ‘gorditas’, ‘feas’ o ‘che brutta’, como dijo el productor Dino De Laurentiis en italiano sobre Meryl durante la audición de King Kong en 1975, pensando que la actriz no entendía el idioma (no solo comprendió lo que dijo, sino que le respondió en el mismo idioma y con tono irónico: ‘lamento no ser lo suficiente hermosa para King Kong’). No obstante, si bien nos hemos acostumbrados a conocer estas historias a través de mensajes de empoderamiento personales que rompen con la imposición de los prejuicios estéticos, existe una verdad humana y comprensible en todo esto. Y Nia Vardalos la pone sobre la mesa.

Les hablo del dolor que provoca un rechazo semejante, provocado por un motivo tan prejuicioso como fuera del control de quien lo recibe.

La actriz y guionista de Casarse… está en griego (también conocida como Mi gran casamiento griego) está de vuelta al haber estrenado la tercera parte de la saga en EEUU, donde no solo vuelve a escribir el libreto y a meterse en la piel de Toula para vivir otro encuentro familiar plagado de excentricidades griegas, sino que se también la dirige. Y lo hace después del éxito global que obtuvo con la primera en 2002, recaudando $368 millones sobre un presupuesto ínfimo de $5 millones. Una realidad que jamás iba a sucederle en la vida según le dijo su primer agente en Hollywood.

John Corbett, Nia Vardalos & Rita Wilson during 2002 Showest -
John Corbett, Nia Vardalos & Rita Wilson during 2002 Showest - "My Big Fat Greek Wedding" Screening After - Party at Ballys Hotel in Las Vegas, Nevada, United States. (Photo by Denise Truscello/WireImage)

Así lo contó la actriz de 60 años a la revista MovieMaker (en una entrevista concedida antes de la huelga del sindicato de actores), revelando que su primer agente le dijo que era demasiado fea para ser protagonista en la meca del cine.

“A veces me representan como una persona muy fuerte que fue rechazada por Hollywood y por eso creé mi propia historia", dijo Vardalos tras haber escrito Casarse… está en griego en forma de monólogo, dándose la oportunidad de ser protagonista. “La realidad es que me dolió que me dijeran que mi origen étnico y mi apariencia eran el problema. Nunca habían clasificado mi apariencia como perjudicial para mi carrera. Pero, de todos modos, que se joda, porque mira cómo resultó todo”.

Con esas palabras, Nia Vardalos añade la dosis de humanidad y realidad que nos faltaba escuchar en otras historias de empoderamiento femenino en Hollywood. Reconociendo que ese rechazo duele, confunde y hiere. Que hace falta una buena dosis de autoestima para hacerle frente y seguir adelante, sobre todo cuando sucede en plena vulnerabilidad juvenil. Y si bien no dejó que aquel comentario la hundiera, solo puedo imaginarme lo hiriente y difícil que debe ser para una actriz joven, tal vez en sus primeros años profesionales, hacer oídos sordos a un comentario que literalmente reflejaba el cierre de puertas y oportunidades debido a su apariencia.

Kate Winslet contó que creía que no iba a conseguir ser actriz cuando era una niña, porque “no veía estrellas famosas gordas” (Vanity Fair). Incluso contó que a los 14 años su propia maestra de arte dramático le dijo que le iría bien siempre y cuando se conformara con papeles de “chica gorda” (The Guardian). Evidentemente, supo demostrar que todo este concepto estaba equivocado coronándose como una de las actrices más aclamadas y solicitadas de la industria. Además, desde que se impuso a los retoques estéticos que querían implementar durante la promoción de Mare of Easttown, embelleciéndola con Photoshop en la campaña de marketing, y diera voz a una mujer ‘normal’ en esta magnífica serie, la actriz de Titanic se convirtió en símbolo de autoestima. Sin embargo, no conocemos el dolor o cómo vivió el rechazo. Solo conocemos su mensaje de empoderamiento. Como el de Meryl Streep o el de Judi Dench, quien pasó varios años centrada en el teatro porque un director le dijo en los ’60 que su “cara estaba malamente diseñada” para trabajar en cine (Mirror). Obviamente, su talento e infinidad de premios demostraron lo contrario.

“Mi agente me dijo que no era lo suficientemente bonita para ser una protagonista ni lo suficientemente gorda para ser una actriz de personajes”, continuó Nia Vardalos para entonces destacar que enseguida descubrió que esa cara cruel de la industria no era algo puntual y exclusivo para ella.

“La gente ni siquiera se sorprendía. Me decían: 'Oh, sí, mi agente me dijo lo mismo'. Me di cuenta de que esa historia y esa negatividad me iban a arrastrar hacia abajo. Tenía que convertir las experiencias en algo, así que le pedí prestada la computadora a un amigo y escribí el guion de ‘Casarse… está en griego’”.

Y el resultado fue descomunal.

Se trataba de una idea autobiográfica sobre su familia griega y la convivencia de su cultura en territorio canadiense. Todo comenzó como un monólogo que presentaba en un teatro de Los Angeles cuando todavía era prácticamente una desconocida en Hollywood. Había aparecido en episodios sueltos de televisión como El show de Larry David o Aprendiendo a vivir, pero los papeles protagonistas se le resistían.

La obra fue tal éxito que los ejecutivos cinematográficos comenzaron a bañarla de ofertas. El problema es que todos repetían el mismo patrón de su agente, queriendo cambiar la historia o a la actriz protagonista según los prejuicios de cada uno. Le ofrecieron comprar el guion, pero cambiándolo para que se centrara en una familia hispana, o con otra actriz protagonista más conocida como Marisa Tomei. Los rechazó, aunque “le temblaban las piernas”. Después de todo, era su gran oportunidad para entrar en Hollywood. Pero también era su historia. La había escrito por y para ella. Y entonces llegó Tom Hanks. Sí, la estrella de Forrest Gump.

BEVERLY HILLS, CA - 25 DE MARZO: (L-R) Los actores Rita Wilson, Nia Vardalos y Tom Hanks asisten a
BEVERLY HILLS, CA - 25 DE MARZO: (L-R) Los actores Rita Wilson, Nia Vardalos y Tom Hanks asisten a "Una velada inolvidable" presentada por Saks Fifth Avenue en beneficio de Cedars-Sinai Research for Women's Cancer el 25 de marzo de 2003 en Beverly Hills, California . (Foto de Vince Bucci/Getty Images)

La esposa del actor, Rita Wilson -que también es de ascendencia griega- había visto el monólogo y convenció a su marido para que lo viera también. Se quedó encantado. Tanto que dos meses después le ofreció a Nia Vardalos producir el largometraje a través de su compañía, Playtone.

Nia fue de las primeras actrices de la era moderna que pudo demostrar a Hollywood que los prejuicios estéticos no tenían sentido. Que una buena historia siempre se impondrá por encima de cualquier imposición absurda de belleza que quiera venderse a la audiencia. Porque la audiencia no es tonta y no va al cine simplemente a ver caras bonitas, sino a dejarse llevar por la magia de una buena historia.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Olivia Rodrigo "abandonó" la nueva película de terror Beau is Afraid

La valentía de Meg Ryan volviendo a Hollywood es para darle una medalla

El infierno que vivía la estrella de 'Lo que el viento se llevó' mientras Hollywood la tachaba de "difícil"

Ni el éxito de ‘Matrix’ salvó a Carrie-Anne Moss de los prejuicios en la meca del cine