Elvira Monsell desafió la injusticia de no tener trabajo por no ser 'influencer'... y ganó

En esta época de 'influencers', 'Youtubers' y celebridades instantáneas que salen de las redes sociales, se ha perdido bastante la perspectiva respecto al talento y muchos productores únicamente se basan en el número de seguidores que determinada personalidad tiene, para considerarla para proyectos, pensando en la reverberación que tendrá en esas mismas redes su presencia en medios.

Esto funciona para gente más joven como Alan Estrada, Juanpa Zurita, Luisito Comunica, Yuya, y otros que tienen miles (o millones, incluso) de seguidores en diversas redes y por eso no tienen problema para recibir ofertas de trabajo. ¿Pero qué pasa con los actores y actrices de otras generaciones que tienen más experiencia, mucha mejor preparación y una amplia carrera, pero son menospreciados por no tener huella en la aldea digital? ¿Están condenados a volverse obsoletos?

El más reciente caso (¡pero con resultado optimista!) de esto, fue el que ocurrió esta semana con la célebre actriz mexicana Elvira Monsell, quien alzó la voz para preguntar por qué pasaba esto, al encontrarse —en esta difícil época de pandemia — sin trabajo temporalmente, y siendo rechazada por los directores de casting y los productores por el hecho de no tener seguidores en redes sociales, lo que ella apuntaba parecía haberse vuelto un requisito más importante que el tener un buen currículum o una preparación seria en el arte dramático.

Y es que, hay que decirlo, Elvira Monsell no es cualquier gente. De hecho, es una primera actriz que se merece todo el respeto y no debería ser descalificada únicamente por el hecho de tener o no tener un 'following' en redes sociales, algo que no necesitó para forjarse una carrera.

Descendiente directa de la célebre dinastía Soler — es hija del famoso libretista y escritor Antonio Monsell, nieta de Elvira Soler, y por consiguiente, sobrina y prima de la rama Ciangherotti de actores —, Elvira no salió de la nada: comenzó su carrera a los 12 años en 'Mundo de Juguete' (la telenovela mexicana más larga de la historia hasta el momento), y desde entonces se preparó para ser actriz, estudiando teatro y siendo dirigida en obras por directores muy importantes como Julio Castillo y Nancy Cárdenas, quienes en los años 70 revolucionaron las artes escénicas en México, siendo Elvira una adolescente.

Aunque tuvo algunos papeles pequeños en telenovelas como 'Soledad' (al lado de la diva argentina Libertad Lamarque, Héctor Bonilla y Christian Bach), 'Guadalupe' (con Alma Delfina y Jaime Garza, QEPD) y 'Vivir enamorada' (con Alma Muriel, Sonia Furió y el galán español Carlos Piñar), su primer rol de importancia vino en 1986, cuando tenía 23 años en 'La Gloria y el Infierno', un melodrama ambientado en la post-Revolución Mexicana, donde compartió créditos con Ofelia Medina (años antes de que ésta se peleara para siempre con Televisa) y nuevamente, Bonilla.

En esta telenovela (basada en la película 'Duelo al sol', que protagonizaron Gregory Peck y Jennifer Jones, un western famoso por su temática altamente subida de tono), producción de Juan Osorio y adaptada por su padre, Antonio, Elvira hacía el papel de Martina, una joven que trabaja en una hacienda, ignorante de que es hija natural del hacendado don Fernando Vallarta (el gran Jorge Russek) y que es clave para desatar el conflicto amoroso central.

Por su belleza angulosa y sus rasgos fuertes, Elvira fue descubierta como una espléndida villana; así fue como Julissa la eligió para ser la antagonista central de su primera telenovela como productora: 'La indomable' (que también fue el primer protagónico de Leticia Calderón y Arturo Peniche) en 1987.

Como la inescrupulosa y pérfida Sofía Galindo, Elvira dio cátedra de perversidad en pantalla: maltrataba a una niña muda, intrigaba, mentía, saboteaba y además se fingía una santa. Su trabajo fue muy aclamado y la llevó a que Carla Estrada la invitara directamente a participar en 'Amor en silencio', donde dio muestras de versatilidad al interpretar al personaje de la hermana de Érika Buenfil, Paola Ocampo, en tres diferentes edades; como universitaria, como mujer joven y como mujer madura.

Elvira hizo de este un personaje convincente, anclado en una profunda amargura y envidia, al haber sido echada a menos por su padre (Joaquín Cordero) en favor de su hermana menor, Marisela, por lo que luego de la muerte de ésta (una de las escenas más brutales en la historia de las telenovelas), volcaba su odio en su sobrina, Ana (que no era otra más que la Buenfil, pero con el pelo pintado de castaño) y pagaba duras consecuencias por su intransigencia y rencor filial. Posteriormente vendrían participaciones (y no solo como mala) en 'Rosalinda' — con Thalía-, 'Pobre Diabla', 'Daniela' y otras telenovelas y series en diversas cadenas.

Aunque en cierta forma ha tenido una carrera constante, haciendo pausas para criar una familia, Elvira manifestó su molestia cuando se percató de que esta "nueva" modalidad de quienes dirigen casting y encausan actores a proyectos, o de los productores de los mismos, estaba afectando no solo su carrera sino la de muchos compañeros suyos y lo señaló como una falta de respeto a quienes tienen años trabajando en la actuación y nunca tuvieron que depender de las redes sociales para tener trabajo.

"Pasa una cosa bien triste en mi medio y es que te dan trabajo dependiendo de cuántos seguidores tengas; no importa si eres actor o no, no importa si tienes estudios o no, no importa si hay una trayectoria o no. Lo importante es cuántos seguidores tengas", declaró "esto de las redes sociales a mí no se me da, entonces espero algún día haya un productor que le interese que yo trabaje porque tengo 46 años de carrera y no porque tengo 4 mil y pico de seguidores, y no los 100 mil o 2 millones que ellos piden".

Lo curioso (¡y hasta divertido!) fue que al manifestar este desafío a las convenciones actuales, muy similar a la ocasión en que la inolvidable Bette Davis sacó un anuncio en los periódicos informándole a los productores que necesitaba trabajar, a Elvira le llovieron muestras de apoyo, no solo del público, sino también de numerosos colegas suyos que le manifestaron solidaridad, reconociendo el enorme tamaño de su talento y lo legítimo de su reclamo.

Ahora bien, las consecuencias a su honestidad brutal la favorecieron, ya que no solo aumentaron exponencialmente sus seguidores —cosa que siempre ayuda mucho, cómo no —, también recibió una oferta para un casting en un proyecto cuya naturaleza aún no revela: lo cierto es que Elvira pudo celebrarlo con otro video en su feed de Instagram, dejando claro que no solo aprecia la ironía de las situaciones, sino también la respuesta del público.

Esperamos que esta sutil lección le sirva a los productores como jalón de orejas y que haya éxito para esta gran histriona, porque francamente, ¡lo merece!

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