Las combinaciones de comida más raras (pero sabrosas) que hacemos en México
La comida mexicana fue considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, pero esto no incluye algunas de las combinaciones que hacemos, especialmente cuando se trata de comida callejera. ¿Ya las probaste?
Caldo de oso
Cuando hablamos de mezclar dulce, salado y picante, esta botana originaria de Guanajuato es el ejemplo perfecto. Es ideal para combatir el calor, pues es muy refrescante.
Para elaborarla basta mezclar un poco de jícama y pepino picados con otra fruta de tu elección (aunque la piña y el mango son las más populares). A eso se le agrega vinagre (de preferencia de piña), limón, sal, chile en polvo, y se remata con bastante queso Cotija rallado.
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Bombas
Se supone que son una creación del tradicional café La Parroquia, en el puerto de Veracruz, según recoge la revista Chilango.
La base de este platillo son dos ingredientes: una concha de pan dulce rellena y frijoles. Además de acompañar esta delicia con un lechero (como algunos llaman al café con leche) se le puede agregar nata y queso. Eso sí, los más valientes le añaden hasta carne y requesón.
¡Ah, claro y se acompañan con unos chiles por si les hace falta algo más de sabor!
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Dorilocos
A los mexicanos esto de aceptar la comida tal cual está a la venta en los anaqueles, nos cuesta. Por eso, siempre le agregamos nuestro toque personal, y este plato es el ejemplo perfecto. Los ‘Dorilocos’, como su nombre lo indica, son unos Doritos ‘locos’.
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Son una combinación perfecta entre lo crujiente de la botana frita, más cacahuates japoneses (también mexicanos), gomitas, cuerito (una botana que se hace a partir de la piel del cerdo), verduras, frutas, limón, salsas picantes e incluso, un poco de queso fresco. Tú eliges si los quieres con todo o no.
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Sin duda, estamos ante una maestría en el arte de transformar una botana empaquetada en algo completamente nuevo. Y sí, son una locura, y hasta la revista Eater llegó a considerarlos la botana más loca del mundo. Vale la pena probarlos, en serio.
Guajolota
En México el desayuno es un tema serio, y no solo por las ‘Bombas’ de Veracruz, sino por los chilaquiles, los huevos motuleños, los tamales y hasta el atole de cualquier sabor. Pero, lo mejor para empezar el día y asegurarte una dosis calórica suficiente, es la torta de tamal o guajolota, una combinación tan común en nuestra idiosincrasia que hasta nos extraña que el mundo la mire con recelo.
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La receta es también muy simple: se abre un bolillo por la mitad, se le mete un tamal (no importa el sabor), ¡y listo!
Y ahora a Desayunar :)) #guajolota estilo #starbuks 💓
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Sí, es masa de maíz rellena de pollo, carne, rajas, mole y otros ingredientes, más harina de trigo. Si tienes sed se acompaña con atole (que no es más que pinole con agua). Sabe bien, aunque no lo crean, pero sí cuesta trabajo imaginar comer algo más el resto del día.
Torta de chilaquiles
Y hablando de desayunos, no podemos dejar de mencionar otra mezcla de masas, proteína y picante: la torta de chilaquil.
Es perfecta para el desayuno, porque como la guajolota, promete una alta dosis de calorías que te mantendrá saciado durante casi todo el día. Hay unas muy famosas en colonia Condesa en la Ciudad de México, por las que la gente llega a esperar hasta una hora.
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Esta creación tampoco tiene mayor ciencia, aunque la discusión que la rodea suele ser si los chilaquiles deben ser con tortilla aguada o crujiente. Eso sí, aunque vengan emplatados, son una comida callejera.
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Tecolotes
No es más que un mollete (sí, medio bolillo, cubierto con frijoles refritos y queso gratinados) bañados en chilaquiles. Son creación de una tradicional cadena de cafeterías mexicanas, Sanborns, y no son aceptados en ningún tipo de dieta para bajar de peso. Pero, reconozcámoslo, son buenos como desayuno comida o cena.
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@travesbarros