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El incienso puede ser perjudicial para tu salud

Al empezar el mes de diciembre de cada año, entre mis compras fijas están las varitas de incienso. Con ellas encendidas, de una manera intuitiva, repaso cada lugar de mi casa como tratando de impregnar cada rincón de su aroma. En algún lugar leí que eso equilibraba la energía de los espacios y algunas otras cosas de esas que muchos hacemos, con la ilusión de que cada día sea mejor en todos los aspectos de nuestra vida.

También, para cubrir o diluir olores muy fuertes, encender un incienso es la solución más sencilla, y es que el incienso se ha usado desde la época antigua. El blog de Tierra Zen, organización especializada en este y otros temas místicos, cuenta que existen referencias al uso del incienso que datan de hace 3,500 años, en la cultura egipcia donde el incienso se relacionaba con el alma y su vuelo hacia el más allá.

(Getty Creative)
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Más tarde, según Plutarco, griegos y romanos usaron incienso con el objetivo de calmar las angustias y alegrar los sueños, además de que era imprescindible para acompañar celebraciones y fiestas. En Asia se relacionaba su uso con la meditación y la concentración, pues se considera útil para crear atmósferas de profundidad en los templos; y en la actualidad, en muchos lugares, incluyendo Japón, se usa para rendir honor a los antepasados.

En muchas culturas, el uso del incienso está relacionado con la calma y con la religión, de manera que está arraigado en la cotidianidad como algo positivo que alivia y equilibra. De hecho, según la misma publicación, entre las virtudes del incienso, enumeradas por primera vez por un monje zen en el siglo XVI, están mantener la mente alerta, brindar sensación de limpieza, trae paz al ajetreo diario e incluso purifica cuerpo y alma, además de contribuir con el alivio del estrés y la ansiedad, según el farmacéutico Hussain Abdeh, con sede en el Reino Unido, entrevistado por Express.

Sin embargo, cierto o no su valor místico, lo que sí se han dado a la tarea de investigar es su incidencia en la aparición de enfermedades respiratorias, incluyendo cáncer. Un estudio publicado en las Revistas de la Sociedad Americana contra el Cáncer analizó una cohorte poblacional de más de 60 mil personas de Singapur. Los participantes, en edades comprendidas entre los 45 y los 74 años se entrevistaron con los investigadores a lo largo de cinco años. Se evaluaron sus condiciones y estilo de vida, su alimentación, hábitos y se le hizo seguimiento durante siete años más.

(Getty Creative)
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Entre 1993 y 1998, una cohorte poblacional de 61,320 chinos de Singapur que no tenían cáncer y tenían entre 45 y 74 años completaron una entrevista completa sobre las condiciones de vida y los factores dietéticos y de estilo de vida. A través de la vinculación a registros basados en la población, se siguió la cohorte hasta 2005 y se determinó que el uso prolongado del incienso está asociado a un mayor riesgo de carcinoma de células escamosas del tracto respiratorio.

Con relación a esta misma investigación, WebMed señala que esta fue la primera en hacer seguimiento a personas sanas, fumadoras y no fumadoras, con el fin de entender la incidencia de la exposición a largo plazo al humo del incienso sobre el riesgo de cáncer, y aunque se ha recomendado evitar el uso de incienso frecuente en áreas donde pasemos mucho tiempo, también se destaca que el riesgo es mínimo para usuarios ocasionales.

Por otra parte y por si fuera poco, un informe publicado por la revista Nature concluyó que “la quema de incienso en interiores impacta las funciones cognitivas y la conectividad funcional del cerebro en adultos mayores”.

(Getty Creative)
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Para llegar a esta conclusión, estudiaron durante dos años a 515 personas de unos 65 años de edad, libres de demencia y accidentes cerebrovasculares, habitantes comunitarios en China, no usuarios y usuarios regulares de incienso en el hogar semanalmente o con mayor frecuencia durante cinco años previos al reclutamiento para el estudio.

Así, el uso de incienso en espacios cerrados se relacionó con un rendimiento menor en "múltiples dominios cognitivos" comparados con los no usuarios del incienso. También se determinó una menor conectividad de la red de zonas cerebrales que interactúan y se activan cuando nos enfocamos en el mundo exterior.

De esta manera, pareciera que lo más recomendable es exponerse el menor tiempo posible al incienso, porque aún cuando no existen muchas más evidencias científicas, siempre la prevención resulta la mejor aliada para la salud. Disfrutar de los beneficios que cada quien en su cultura encuentra en el incienso está bien, siempre que sea ocasional y en áreas ventiladas.

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