‘Succession’ sirve una deuda pendiente con la familia de Macaulay Culkin y en bandeja de plata

Kieran Culkin ganó el premio a mejor actor en una serie de drama en la 81 edición de los Globos de Oro. (Photo by Rich Polk/Golden Globes 2024/Golden Globes 2024 via Getty Images)
Kieran Culkin ganó el premio a mejor actor en una serie de drama en la 81 edición de los Globos de Oro. (Photo by Rich Polk/Golden Globes 2024/Golden Globes 2024 via Getty Images)

Kieran es dos años menor que su hermano Macaulay Culkin, a quien todavía podríamos describir como la estrella infantil más famosa de las últimas décadas. No obstante, a pesar de la corta diferencia de edad y la fama que eclipsaba al apellido familiar bajo la sombra de Mi pobre angelito, Kieran conoce muy bien el peso de la fama. La vivió a través de su hermano, viendo cómo era acosado, perseguido y elevado a la estratosfera mientras la presión que ejercía su padre, Kit Culkin, complicaba la experiencia. Por eso no supo con certeza que quería ser actor hasta los 36 años. Sin embargo, el tiempo pasó y ahora podría cobrarse la cuota pendiente que el mundo del entretenimiento tiene con su familia gracias a la última temporada de Succession.

Hablar de los hermanos Culkin ya no se reduce únicamente a Macaulay y su complicada historia personal, donde la fama infantil, la emancipación juvenil, la ruptura con su padre, las drogas y su recuperación colman los titulares. No. Hablar de los Culkin es hablar de Kieran. Y ahora más que nunca. Porque después de desnudar su talento en la tercera temporada de Succession, bañando a su personaje de vulnerabilidad tan explícita que rompió todos los esquemas de los que seguimos esta magnífica serie, volvió a hacerlo provocando un terremoto emocional que le ha valido el premio a mejor actor en una serie de drama en la 81 edición de los Globos de Oro.

Lo hizo en el noveno capítulo de la serie creada por Jesse Armstrong y después de disfrazar a su personaje de figura empoderada desde la muerte de su padre, Logan Roy (Brian Cox). Sabíamos que en algún momento iba a pasar. Que Roman iba a terminar por romperse. Que aquella reacción inicial que tuvo al conocer la noticia, sin creérselo hasta el punto de comprobarlo visitando el cadáver, era evidencia de su estado de shock. Se escudó en el hambre de poder, en el deseo de imitar a su padre recurriendo al liderazgo forzado y la vía libre que le cedió su hermano, Kendall, para retomar la compañía familiar antes que se cumpla la venta a una corporación extranjera. Pero la fachada se rompió, derrumbando su castillo de naipes hasta convertirse en polvo.

El noveno episodio alberga muchos momentos y frases que pasarán a la historia. Porque a lo largo de 74 minutos, Jesse Armstrong ofrece una clase magistral a través de frases punzantes, revelaciones personales y giros de tuerca dentro de una narrativa que nunca sabes por dónde puede salir. Y mientras Shiv (Sarah Snook) sigue tejiendo sus hilos con el enemigo mientras su relación con Tom (Matthew Macfadyen) no deja de palpitar entre el amor y odio en pleno embarazo, y Kendall (Jeremy Strong) encuentra el camino para cimentar su ascenso, Roman se rompe por completo en pleno funeral de su padre.

Pasa de destilar confianza frente al espejo, ensayando su discurso homenaje con aires engreídos como si el luto jamás lo hubiera tocado, a desmoronarse frente a las figuras más poderosas cuando el golpe de realidad lo baña como un balde de agua fría. Tiene a su padre delante en el ataúd y es hora de la despedida, de celebrarlo como pueda y decirle adiós. Pero no puede. Todo el dolor y negación que produce la muerte de un ser querido y, en su caso, tan influyente y manipulador como su padre, le llueve de repente y sin aviso. Y, en ese momento, Kieran Culkin nos hace testigos del derrumbe emocional de un personaje que fue construyendo su castillo a base de bromas, frases punzantes y abuso de poder, cegado entre el dolor y el deseo de seguir los pasos de su padre, para entonces ver cómo su burbuja explota de repente.

La secuencia transpira incomodidad, tristeza, confusión, dolor y esa emoción inevitable de la pérdida que no entiende entre ricos o pobres. Y Kieran Culkin la interpreta con una naturalidad que traspasa la pantalla, haciéndonos partícipes de un viaje emocional que comenzó con la muerte de Logan y termina en el desmoronamiento existencial, sirviendo a su hermano la vía libre para iniciar su batalla final contra Shiv, mientras él es pisoteado por la muchedumbre como humillación final de su verdad. Y así, cuando creíamos que ya habíamos visto lo mejor de Kieran en el quinto episodio a través de su inolvidable enfrentamiento con Lukas Mattson (Alexander Skarsgård), el actor exprime su talento más todavía para regalarnos una de las mejores secuencias de su carrera.

Cualquiera que conozca la historia de la familia Culkin probablemente asocie el dolor que transmite en la escena con un triste episodio que vivieron hace unos años. Kieran Culkin contó en 2021 que utiliza características de todos sus hermanos para construir al personaje de Roman pero, sobre todo, de su hermana Dakota (o Cody) que murió en un accidente automovilístico en 2008 a los 30 años. Por ejemplo, su sentido del humor forma parte del ADN de Roman aunque, como sería de esperar, la muerte de Cody golpeó fuertemente a toda su familia.

“Es lo peor que ha pasado”, dijo a The Hollywood Reporter. “Cada uno lo manejó diferente. Creo que todos estábamos rotos por dentro […] Acepté en su momento que esto va a ser para siempre, que nunca va a estar bien. Siempre será devastador. Todavía lloro por eso y de la nada”, explicó con palabras que nos recuerdan la escena que vimos en el noveno capítulo. “Me viene a la cabeza algo divertido que hizo y que me hizo reír, y estoy llorando. A veces es saber que no va a conocer a mis hijos, que no pueden tenerla, y es difícil describir cómo era”, recordó.

LOS ANGELES, CA - 9 DE MARZO: Macaulay Culkin y Kieran Culkin asisten a la quinta entrega anual de los premios American Comedy Awards el 9 de marzo de 1991 en el Shrine Auditorium de Los Ángeles, California. (Foto de Ron Galella, Ltd./Colección Ron Galella a través de Getty Images)
LOS ANGELES, CA - 9 DE MARZO: Macaulay Culkin y Kieran Culkin asisten a la quinta entrega anual de los premios American Comedy Awards el 9 de marzo de 1991 en el Shrine Auditorium de Los Ángeles, California. (Foto de Ron Galella, Ltd./Colección Ron Galella a través de Getty Images)

Y precisamente por el derrumbe emocional que vive su personaje al toparse con la realidad de la pérdida que el actor tan bien conoce, Kieran Culkin va camino a cobrarse la deuda pendiente que el mundo del entretenimiento mantiene con su familia: un premio de prestigio.

Macaulay Culkin habrá sido una gran estrella internacional, pero Hollywood nunca lo tuvo en cuenta como gran actor. Acumuló nominaciones de índole comercial, como los MTV Movie Awards o los Globos de Oro, pero cuando llegó el momento de alabarlo como fue su regreso a la interpretación en la décima temporada de American Horror Story (2021), ninguna asociación o festival lo hizo. Su actuación fue de las más honestas y vulnerables que vimos a lo largo de la antología, interpretando a un drogadicto con corazón que vendía su alma a cambio de poder demostrar su talento al mundo. Pero más allá de elogios de la crítica, pasó bastante desapercibido.

Su otro hermano, Rory Culkin, triunfa en el cine independiente con nominaciones de los Premios Gotham o los Film Independent Spirit Awards, pero nunca ganó. Su único premio relevante es por formar parte de un reparto, y no por una actuación individual.

Lo que nos lleva a Kieran Culkin que, tras dos nominaciones a los Premios Emmy por Succession (en 2020 y 2022), es hora de que lo gane. No existe motivo alguno para que no arrase en la próxima ceremonia del 15 de enero tras el baile de talento que despliega en la última temporada de la serie. Y la secuencia del funeral lo sentencia.

Ha estado nominado a diferentes premios desde que está en la serie de HBO, pero ganado muy pocos. Como el premio del Sindicato de actores en 2022, que fue para todo el reparto en general, y ahora el Globo de Oro a mejor actor en una serie de drama. Sin embargo, el Emmy es el premio más importante de la televisión y el galardón más relevante que su apellido habría alcanzado hasta el momento. Y al tratarse de un clan que creció bajo la sombra de Hollywood, tendrían más que merecido vivir el merecido reconocimiento.

ESTADOS UNIDOS - 18 DE DICIEMBRE: Macaulay Culkin y su hermano Kieran están presentes en Gonzalez y Gonzalez para la fiesta de apertura del musical
ESTADOS UNIDOS - 18 DE DICIEMBRE: Macaulay Culkin y su hermano Kieran están presentes en Gonzalez y Gonzalez para la fiesta de apertura del musical "Summer of '42". (Foto de Richard Corkery/NY Daily News Archive vía Getty Images)

Kieran Culkin comenzó a hacer audiciones desde los 6 años. Su primer papel fue como primo de su hermano en Mi pobre angelito, iniciando una carrera impulsada por su padre más que por sus propios deseos internos. Aparentemente, Kit Culkin era un tipo difícil. Había intentado ser actor sin suerte y, al parecer, forzó a sus hijos por el mismo camino, viviendo a través de ellos lo que no había conseguido. Pero no solo hacía exigencias imposibles en Hollywood, sino que Macaulay compartió en sus memorias publicadas en 2007 que había sido abusivo física y mentalmente con él. La relación habría sido tan complicada que el actor se emancipó legalmente a los 14 años, se retiró de la industria y borró el nombre de sus padres de su fondo fiduciario.

Kieran no vivió las mismas “locas, negativas, horribles, experiencias traumáticas”, como dijo a The Hollywood Reporter, pero concuerda que “no era una buena persona y, probablemente, tampoco un buen padre”. La relación se rompió cuando sus padres se separaron. Kieran y Kit se volvieron a ver 17 años después cuando el padre lo visitó durante una función de una obra de teatro. Había sufrido una embolia y no podía hablar, pensar ni moverse como antes. Según publicó THR en 2021, no habrían vuelto a verse desde entonces.

El éxito que tocó a su hermano desde tan pequeño, ganando 8 millones de dólares por película y sufriendo el acoso de los fans, hizo que Kieran se tomara las cosas a su manera. Rechazó ofertas y huyó de cualquier indicio de fama. Encontró su camino a través del teatro y el cine independiente, hasta que Succession llegó a su vida. Y fue después del final de la primera temporada que supo que estaba en el camino correcto.

“Recuerdo volver a casa y pensar ‘Esto es lo que quiero hacer con mi vida. Creo que quiero ser actor’. Y tenía como 36 años, llevaba 30 años haciéndolo”, dijo a The Hollywood Reporter. Y ahora, con la última temporada y la reconstrucción emocional de Roman, es hora de cobrarse la deuda pendiente que Hollywood tiene con su apellido. La de reconocer el talento artístico más allá del éxito infantil o los aplausos esporádicos en el cine independiente con un premio de prestigio como el Emmy.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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