Yahoo Estilo 'Super Mario Bros: La película' hace historia como nadie hubiera imaginado
Las adaptaciones de videojuegos al cine pocas veces han salido bien paradas, y Super Mario Bros lo sabe mejor que nadie. En los 90, el plomero más famoso de Nintendo chocó con una película en imagen real catastrófica, aquella protagonizada por Bob Hoskins y John Leguizamo que ni se parecía al universo de los juegos ni funcionaba en ningún aspecto. Fue tal el rechazo que generó que Nintendo se cerró a volver a ceder sus licencias a terceros, derivando a que ni Mario ni ninguna otra franquicia de la compañía pudieran caer manos de los estudios de Hollywood.
El tiempo pasa, las heridas sanan y las lecciones se aprenden, por lo que 20 años después de aquella fatídica colaboración entre Nintendo y la meca del cine ha sido posible un entendimiento para que Super Mario Bros regrese con una nueva adaptación. Eso sí, esta vez bajo el férreo control creativo de la compañía japonesa, con una técnica más cercana a los videojuegos como es la animación y dejándolo en manos de un estudio como Illumination Entertainment, una de las productoras que mejor controlan la fórmula del cine familiar y que no han parado de cosechar éxitos con Mi villano favorito, Minions, La vida secreta de tus mascotas o Sing: ¡Ven y canta!.
Y esta vez hicieron las cosas bien, porque lo que Super Mario Bros: La película ofrece es un festival de sorpresas, guiños y diversión familiar que se erige como una de las mayores cartas de amor a un videojuego vistas en cine.
Para empezar, desde el minuto uno se nota que tomaron nota de la mala experiencia del pasado. El cariño con el que muestran el universo del videojuego, siendo extremadamente cuidadosos con que cada personaje, criatura y elemento del entorno sean fieles a lo que llevamos décadas viendo en las videoconsolas; te transporta de lleno al mundo de Mario Bros y te hace sentir como si estuvieras frente a un nuevo juego de la franquicia. Hay tantos guiños y están plasmados con tal ingenio y buen hacer que el mero hecho de identificarlos, relacionarlos y disfrutar con ellos te hace formar parte activa de la acción, casi como si estuvieras a los mandos de una consola.
Pero lo más llamativo de su infinidad de referencias es que no hay apenas juegos que se hayan quedado sin una pequeña mención o escena, desde el Donkey Kong original de NES donde Mario tuvo su primera aparición hasta su última gran aventura en Super Mario Oddisey. Hay guiños a míticas frases como “tu princesa está en otro castillo” del Mario Bros de 1985, se juegan con transformaciones muy queridas del personaje como el Mario Mapache de Super Mario Bros 3 o el Mario Felino del Super Mario 3D World, se visitan niveles míticos como el puente de los Cheep Cheep, aparecen criaturas de títulos como Super Mario Galaxy, trasladan a la pantalla una carrera de Mario Kart con sus extravagantes normas y objetos y hasta se reutilizan muchas melodías en la banda sonora.
Y no solo hay guiños a los juegos principales de Mario, también a sus spin-offs como Luigi’s Mansion o Diddy Kong Racing. Y al final, es inevitable sentir la película como un recorrido por toda la historia de Super Mario Bros y el legado tan grande que ha dejado para la historia de los videojuegos. Todo un regalo para los que hemos crecido con el personaje y no nos hemos dejado ni una de sus entregas sin jugar, como es mi caso, que me pasé toda la película con una sonrisa sin parar de reír y disfrutar.
Aunque no solo es un título enfocado al público fan ni se nutre únicamente de referencias, porque detrás de esta carta de amor al personaje de Nintendo hay una divertida y bien hilada trama familiar en la línea de lo que acostumbra Illumination Entertainment, con sus puntos fuertes y débiles. Al igual que otros títulos del estudio como Los Minions, tal vez peque de ser infantil y simple y no disimule ser un producto de mercadotecnia extrema. Al fin y al cabo, su argumento, por muy bien que funcione de cara a su público potencial y se hile con los múltiples guiños al universo de Mario, no va más allá de un enfrentamiento con un villano y sus secuaces. Y en el fondo no deja de ser una película que busca retroalimentar la venta de videojuegos.
Diría que puede ser un inconveniente para conectar con el target adulto, aunque siendo Super Mario Bros una saga tan mítica creo que es difícil no sentir un mínimo de atención por su universo. Sobre todo cuando esta adaptación respira tanto amor hacia el personaje y demuestra que, con cariño y buen hacer, el mundo de los videojuegos, por complejo que pueda ser llevar al cine títulos tan apoyados en la experiencia jugable como un plataformas, también puede dar mucho en la gran pantalla.
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