Cuando era un hombre trans jamás pensó que volvería a ser así femenina: ahora ayuda a otros con su experiencia
Alia Ismail, una peluquera de Michigan, Estados Unidos, nació con sexo femenino, pero a la edad de 19 años se declaró transgénero y comenzó la transición a hombre, comenzando el proceso físico tomando testosterona.
Según Medical News Today, los tratamientos con testosterona, conocida como Terapia T, estimulan el crecimiento de vello facial, en la espalda, en los brazos y en el pecho, propicia el aumento de la musculatura, influye en el cambio de la voz para hacerla más profunda, entre otras características.
Desde luego, este cambio no es tan sencillo como tomar una píldora y esperar. El portal de Clínica Mayo describe que antes de que el paciente se someta a cirugías, es posible que tenga que recibir asesoría conductual, vivir como un hombre y recibir una terapia hormonal durante un período de tiempo que recomiende el especialista, y se advierte que algunas cirugías alteran la fertilidad y las sensaciones sexuales, además de cómo se siente el paciente emocionalmente. Esto parece ser lo más importante, puesto que podrían involucrarse afecciones como depresión.
De hecho, fue la depresión lo que llevó a Alia a retroceder en su propósito. Tras varios años de tratamiento decidió regresar a su apariencia femenina y en el proceso se ha propuesto contar su historia a través de las redes sociales para ayudar a otras personas que afronten su misma situación.
“El mejor consejo que puedo dar sobre la transición o la des-transición es escucharse realmente a sí mismo y seguir su intuición, su corazón, su instinto”, dijo a Real Fix y agregó que quiere ayudar a las personas trans a que se sientan consolidadas en su identidad y a que se sientan cómodas con el cuestionamiento de su identidad.
La historia de arrepentimiento de Alia no es la única. Walt Heyer, quien pasó de hombre a mujer a los 42 años, vivió 8 años como mujer transgénero y volvió a su condición masculina, comparte en su libro Trans Life Survivors, testimonios de personas que estaban convencidas de que el cambio de género era la respuesta, pero no fue así, dejando claro que no todas las personas trans necesitan la transición de género para sentirse bien, plenos, y con bienestar.
En este sentido, la Asociación Mundial para la Salud Transgénero, en sus Normas de Atención, señala que, en la medida que el campo profesional en esta área ha avanzado, el ámbito de la salud ha reconocido que no hay una sola vía para atender y dar soporte a los pacientes que pueden presentar disforia de género, que es la incomodidad o malestar causado por la discrepancia entre la identidad de género y el sexo asignado a la persona al nacer”.
Según el texto, muchas personas podrían necesitar tanto la terapia hormonal y las cirugías, mientras que otras sólo una de estas opciones y algunas no necesitan ninguna de las dos.
"A menudo, con la ayuda de psicoterapia, algunos individuos logran integrar sus sentimientos trans en el rol de género que se les asignó al nacer y no sienten la necesidad de feminizar o masculinizar su cuerpo. Para otras personas, los cambios en el rol y la expresión de género son suficientes para aliviar la disforia de género. Algunas personas pueden necesitar hormonas, un posible cambio en el rol de género, pero no de cirugías, mientras que otras pueden necesitar un cambio en el rol de género junto con cirugías, pero no de hormonas. En otras palabras, el tratamiento de disforia de género se ha hecho más individualizado".
Con esto coincide la psicólogo especializada en sexología Ailyn Márquez, quien explica que se trata de procesos complejos.
"Estudios indican que es a partir de los 12 años cuando realmente una persona comienza a tener mayor conocimiento en cuanto a la orientación sexual, pero el proceso de transición, en el caso de los transgéneros, puede encontrar soporte en muchos factores psicológicos. No tiene que ver con madurez, sino con la aceptación que se tenga sobre el propio cuerpo, lo que se manifieste en cuanto a sí mismo y es en eso en lo que se comienza a trabajar psicológicamente para dar el paso hacia la transición.
No se trata de edad sino de la propia aceptación y, sin duda, esto tiene que ver con procesos psicológicos, por lo cual se hace necesario consultar con un experto antes, durante y después del proceso, porque la variedad en cuanto a tratamientos es amplia y las recomendaciones deben ser individualizadas".
Por otra parte, Arianna Lint, destacada activista y CEO de Arianna’s Center, opina que las personas transgénero siempre serán transgénero, lo que cambia es la decisión de hacer la transición. "Por ejemplo, muchas personas hacen una transición a temprana edad sin pensar en los factores sociales que pueden truncar su futuro. En mi caso, yo hice mi transición al terminar mi carrera universitaria porque sabía que la educación sería un seguro de vida para mí. Entonces lo recomendable es hacer su transición cuando se sienta más seguro de que podrá tener una mejor calidad de vida".
Lint, quien trabajó en el Departamento de Salud de Florida y ha sido consultora para las estrategias nacionales sobre HIV/SIDA de la Casa Blanca y los CDC, destaca que lamentablemente no siempre las personas transgénero tienen una mejor calidad de vida, sino que forman parte de un grupo reducido de personas vulnerables, con diferencias en cuidados de salud, que sufren discriminación en cuanto a empleo y vivienda, y en muchas otras cosas.
"Por otra parte, hay quienes deciden hacerse la operación final, y eso es muy respetable, por toda la comunidad transgénero, sin embargo, más del 70% de personas transgénero no tienen la reafirmación de sexo física, porque la tenemos mentalmente, es un punto en el que sabemos lo que queremos y nos sentimos felices de nuestros logros".
Dado este escenario tan complejo y rico en variantes, es innecesario e inadecuado juzgar a ningún ser humano que se encuentre en estas disyuntivas, o suponer cuál sería la solución correcta si no somos profesionales en la materia. Una persona que sufre porque su identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo, necesita apoyo, tanto psicológico como de su entorno. Es la única manera de que pueda tener, por lo menos, la armonía y paz mental que todos los seres humanos merecemos.