'Las gotas de Dios' es la serie que faltaba para reemplazar a 'Gambito de dama'
Lo confieso: nada me parece más injusto en la viña de los amantes de las series que ver cómo una serie magistral pasa desapercibida bajo la sombra de los fenómenos de turno. Porque mientras La diplomática arrasa en Netflix, Amazon promociona Citadel, Disney se lanza al true crime con Amor y muerte y Paramount destaca estos días con el reboot de Atracción fatal (de momento decepcionante), las propuestas sin estrellas destacadas o con menos promoción se quedan a la sombra. Y más aún cuando el interés se renueva cada semana con un bombardeo de estrenos constantes. Pero vamos a remediarlo, porque eso es precisamente lo que está sucediendo con Las gotas de Dios, una de las series más recomendables de los últimos meses, que fácilmente rellena el hueco que dejó Gambito de dama hace unos años.
Basada en una serie manga publicada entre 2004 y 2014, Las gotas de Dios nos coloca en el centro de una competencia entre Camille (Fleur Geffrier), la hija de un reconocido experto en vinos francés llamado Alexandre Léger, e Issei Tomine (Tomohisa Yamashita), el estudiante preferido del enólogo. Compiten por la herencia de Alexandre que se divide en su mansión de $7 millones y su preciada colección de 87.000 botellas de vino valorada en $148 millones. La competencia consiste en tres pruebas donde deberán catar y descifrar el vino en cuestión. El ganador se llevará toda la fortuna.
El problema es que Camille llevaba distanciada de su padre desde la infancia a pesar de la cercanía que tuvieron cuando era niña, cuando pasaban horas encerrados en una bodega donde Alexandre adiestraba su paladar convirtiéndola en una experta en sabores y aromas alrededor del universo de los vinos. Pero después de vivir un evento traumático y bloquear sus recuerdos, Camille sufre los olores y sabores hasta el punto de desmayarse si prueba una gota de vino.
Todo esto marca el punto de partida para un arco dramático altamente adictivo, donde el resentimiento, los recuerdos y el trauma van desentramando las aristas de todos los personajes. Porque así como Camille comienza a entrenar su paladar de nuevo con ayuda de los amigos de su padre, despertando sensaciones, recuerdos y explosiones sensoriales que la conectan de nuevo con su progenitor; Issei se juega todo su futuro al contradecir a su familia millonaria. En otras palabras, los dos tienen mucho que ganar, pero también que perder.
A diferencia de otras series dramáticas centradas en competencias puntales, Las gotas de Dios propone una trama que profundiza en los matices de cada personaje. No se queda en el mero entusiasmo visual de una competencia, sino que atraviesa cada arco dramático apelando a las emociones y al viaje personal de cada uno. Y si bien a primera vista, puede parecer que estamos ante una serie que transcurre en una subcultura repleta de millonarios snobs, enseguida descubrimos que estamos ante un drama con tintes de thriller y comedia romántica repleto de emociones humanas, pero con un ritmo trepidante que atrapa. Porque en esta serie nada sobra y cada aporte narrativo está cuidado al milímetro para crear una experiencia adictiva.
Y si bien son series diferentes que transcurren en universos y épocas distintas, alberga similitudes evidentes con Gambito de dama, la exitosa serie de Netflix sobre la experta en ajedrez, Beth Harmon (Anya Taylor-Joy). Por ejemplo, los dos personajes femeninos aprenden sus habilidades desde pequeñas, encerrándose en cuartos oscuros donde todo su universo se centra en el ajedrez o el vino. Las dos se lanzan a una competencia trepidante y ambas viven su pasión desde un punto completamente sensorial. Beth imaginaba las jugadas sobre el tablero visualizándolas antes de tiempo. Camille vive lo mismo con los sabores. Cada cata despierta en ella un popurrí colorido y explosivo, visualizando cada descubrimiento en los archivos de su mente, rebuscando como la niña que fue en los cajones imaginarios de su mente.
Pero más allá de las similitudes narrativas o visuales, Gambito de dama y Las gotas de Dios comparten ser propuestas trepidantes que utilizan la adrenalina de la competencia para plantear una historia de superación personal, de crecimiento y autodescubrimiento.
Las gotas de Dios se estrenó en Apple TV+ el pasado 21 de abril y contará con ocho episodios en total (a la hora de escribir este artículo hay tres disponibles con uno nuevo cada viernes). Se trata de una coproducción estadounidense, francesa y japonesa, así que estén preparados para escuchar varios idiomas que la convierten en una propuesta aún más rica todavía en diversidades culturales.
Pero así como pasó con El ferrocarril subterráneo de Amazon que hasta los Emmy la dejaron a un lado cuando fue la mejor serie de 2021, o la intensamente inolvidable pero injustamente menospreciada Pachinko en Apple TV+ en 2022, sería injusto que Las gotas de Dios corriera el mismo destino. Así que les dejo la recomendación. En mi opinión, de las mejores series del momento (con perdón de Succession).
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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