‘Se presume inocente’: Jake Gyllenhaal sigue los pasos de Harrison Ford con una serie criminal imperdible
La nueva serie repasa la misma historia que vimos en 1990 pero con aristas diferentes, refrescantes y atrapantes
Con las trilogías de Star Wars e Indiana Jones terminadas, Harrison Ford se lanzó al thriller a comienzos de los ‘90s, iniciando una etapa fructífera a través de clásicos como Se presume inocente (1990), Juego de patriotas (1992), El fugitivo (1993) o Peligro inminente (1994). Todas fueron éxitos extraordinarios de taquilla y recibieron el aplauso unánime de la crítica, encumbrando al actor como una figura imprescindible de la cartelera internacional más allá de sus sagas aventureras. Y ahora, casi un cuarto de siglo más tarde, Jake Gyllenhaal sigue sus pasos reinventando uno de estos clásicos en forma de serie limitada. Y no lo hace nada mal.
El actor de Secreto en la montaña parece estar disfrutando de una inclinación especial hacia la reinvención de clásicos. Lo hizo recientemente con la adaptación de El duro para Amazon Prime y ahora con Se presume inocente, la serie de ocho capítulos que acaba de estrenar Apple TV+ que repasa la misma historia que vimos en 1990 pero con aristas diferentes, refrescantes y tan atrapantes como la novela y la película.
Basada en el libro de Scott Turow que tuvo a Hollywood enloquecido en 1986, con diferentes estudios y productores pujando por conseguir los derechos un año antes de su publicación, la miniserie repasa el mismo caso criminal de un fiscal de distrito llamado Rusty Sabitch acusado de haber asesinado a su amante. Un asesinato terrible, violento y abominable que lo coloca en la mira de sus compañeros en plenas elecciones de fiscal de distrito. Sin embargo, esta versión la aborda con detalles diferentes.
Don’t forget Harrison Ford in Presumed Innocent
I think this was the cut that got the ball rolling pic.twitter.com/TNqZaV2jEA— Sweet Bird of Truth (@decmusicology) March 25, 2024
En lugar de dar espacio a un drama judicial como hizo el director Alan J. Pakula en 1990, hilando los cabos dramáticos de manera intrigante, metódica y medida hasta dar la estocada con su inolvidable final, la serie se apoya en el thriller pasional. De esta manera abre una vía para que Jake Gyllenhaal desprenda esa energía rabiosamente arrolladora que suele transmitir con sus interpretaciones.
La misma historia pero una propuesta diferente
El responsable de este cambio de tono es David E. Kelly, una figura emblemática en la televisión estadounidense. Su experiencia como guionista y productor de series judiciales se nota de lleno en esta adaptación, al convertir aquel drama de juzgados en un thriller que distribuye su rompecabezas a lo largo de cada episodio.
Y es que el responsable de series judiciales como Se hará justicia, Los practicantes, Ally McBeal y Justicia ciega, siembra toda su experiencia creando una serie limitada atrapante, apostando por revelar algunos giros de la historia desde el principio para, entonces, centrarse en la duda como imán infalible.
Por ejemplo, si la película mantenía el affaire entre el fiscal y la víctima como un secreto entre el protagonista y su esposa, en la serie se apuesta por revelarlo prácticamente enseguida. De esta manera, la fiscalía tiene un “motivo” de peso para acusarlo de asesinato, haciendo que el enganche sea mayor ante una culpabilidad más viable de cara a un veredicto. De esta manera, se crea un ritmo trepidante, con mayor urgencia investigativa con un juicio pisándole los talones.
Pero, sobre todo, ayuda a sembrar la duda de la culpabilidad en el espectador (diría que más que la película) mientras la pasión rabiosa que desprende Jake Gyllenhaal ayuda a marear la perdiz más todavía.
Evidentemente, aquellos que hayan visto la película tendrán el hándicap de conocer el desenlace, sin embargo, Se presume inocente (la serie) es tan efectiva que resulta disfrutable y atrapante de todas formas.
La adaptación juega entre el drama de conspiraciones, el thriller judicial y erótico, pero no diría que sus responsables no sabían en qué género posicionarse. Al contrario, este vaivén de géneros se antoja deliberado y ayuda a la explotación efectiva de cada intérprete, dándole a cado uno espacio para que se luzcan al máximo: desde Ruth Negga a Peter Sarsgaard (curiosamente el cuñado de Gyllenhaal en la vida real), Bill Camp, O.T. Fagbente y Renate Reinsve.
De más está decir que esta serie no es el thriller cinematográfico de los ‘90s. Aquellos que busquen algo similar lo van a encontrar aquí. No tiene el ritmo milimétricamente cuidado de Pakula ni la contención medida de Ford (en una de sus mejores interpretaciones, por cierto). No es una serie que vaya a crear escuela como hizo la película, pero tampoco decepciona. Porque resulta refrescante descubrir una serie con la capacidad de atraparnos con su ritmo, intriga e interpretaciones, incluso cuando miles de espectadores conocemos la historia.
En medio del aluvión de contenidos que nos apabulla en el streaming cada semana, resulta agradable poder recomendar una miniserie capaz de atraparnos sin retorno. Una apuesta efectiva para los cinéfilos de los ‘90s y una obra que ayudará a que las nuevas generaciones descubran una historia inolvidable.
Evidentemente, al tratarse de una producción de David E. Kelly, no podemos negar que estamos ante una propuesta de aires comerciales, pero teniendo en cuenta que su responsable es uno de los productores más exitosos del drama judicial televisivo, Se presume inocente sale ganando.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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